Sin Titulo

La ventana de su habitación permanecía abierta, como sabiendo que la espera era necesaria, como sabiendo que sus palabras se perderían en ese gerundio, esperando, abriendo....abriendo su corazón hacia la confirmación de su ser, sus entrañas dolori­das y húmedas rebosaban de placer, su mente agazapada tras sus sentimientos, tan solo temía, su temor era la falta de temor, el lanzamiento al vacío de la formas mas grotescas, oscuras, imágenes sin final, sucesiones sin dolor, esperanzas y vaci­laciones en falso como nunca había contrarrestado, pero allá, hacia delante conducía con precaución, sabiendo, de nuevo el gerundio, que en cualquier momento su escapada seria la final, la ultima que le llevaría hacia los campos de margari­tas , en donde con un cierto garbo, correría por el sendero hasta llegar al olivo de sus antepasados, aquel que lleva grabado en su tronco los nombres de los dioses, aquel que en su pesada y etérea madera lleva grabado el furor del bien y el mal, ese tronco partido por la lucha del poder, por la fiereza del universo, era mas que centenario, era el inicio de su origen, era el punto de su final que apreciaba porque signifi­caba su nueva partida, era su gerundio de muerte y nacimiento, solo faltaba saber cuando se debe iniciar de nuevo, cuando ha llegado ese momento de retornar a su olivo maltrecho, el vivir significaba morir, morir significaba vivir de nuevo y se preguntaba si existía una mejor forma de comenzar a vivir que morir viviendo, de nuevo el gerundio, marcaba su presente, estaba claro que se perdía en sus ancestros, estaba claro que el gerundio debía dejar de existir, había llegado el momento del infinitivo, la dolorosa existencia era ya difícil de sopesar, en cambio la agonizante muerte reclama un sentido brillante y claro, respondía al amanecer, los hombres no valían la pena, no había manera de llegar a ellos y todos queremos algún día volver a nuestra casa, recorrer con ansia y alegría el camino de vuelta, olvidando nuestro gerun­dio, olvidando nuestra propia existencia.

En ese tronco maltrecho y podrido se escondía su pensamiento, pues la magia se lo había recomendado y para ello el viaje a través de las montañas de la región tenebrosa seria mucho mas seguro para él, pues no siempre el poder del bien puede llegar a destruir al mal, con precaución descendió de su corcel y con su mano se arranco de cuajo el corazón.........

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